sábado, 5 de abril de 2008

Entrevista Rector Universidad Champagnat

HERMANO. ANTONIO CASTAGNETTI AFIRMA QUE SoLO ASÍ SE ELEVARÁ CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
El profesor tiene que ser un modelo en la sociedad

Valores y mística son claves, afirma rector de la Universidad Champagnat.
Sostiene que trabajan lo religioso y pedagógico para formar maestros.

Ricardo Sánchez-Serra

“El Perú necesita profesores bien preparados profesionalmente y con valores, solo así se elevará el nivel de la educación en el país”. Así lo expresó el hermano Antonio Castagnetti Morini, rector de la Universidad Marcelino Champagnat, quien es, además, doctor en educación de San Marcos y máster en psicología de la Universidad de Columbia, Nueva York.
¿En qué se diferencia la universidad Champagnat de otras?–Creemos que para mejorar la enseñanza en el país el profesor debe tener valores personales y mística educativa, unidos a una religión vivida y practicada. La formación que tratamos de despertar en nuestros estudiantes incide en el conocimiento y vivencia de la religión, como quería San Marcelino Champagnat en los inicios de la Congregación Marista.
El prestigio adquirido durante estos primeros diecisiete años de existencia se aprecia en los resultados, es decir, en la calidad de sus egresados y graduados. Muchos colegios, tanto estatales como privados, piden profesores de nuestra universidad porque advierten en ellos una buena preparación y una patente mística educativa.
¿Qué valores promueven entre los estudiantes? –Todos aquellos que tienen relación con el humanismo cristiano, tales como la vida de familia, el respeto y cariño, la responsabilidad, la seriedad en los estudios, la comprensión y otros que intentamos hermanar con la eficiencia y la convivencia en verdadero espíritu de familia.
¿Qué facultades tiene la universidad?–Aunque la ley de creación le permite a la universidad abrir las facultades que considere convenientes, hasta el momento contamos solo con la Facultad de Ciencias de la Educación. Para el futuro, pensamos en otras facultades, pero, por el momento, no nos interesa ser una gran universidad, numéricamente hablando. Buscamos la calidad educativa; trabajamos muy fuerte en la parte religiosa y pedagógica, ya que nos preocupa seriamente la deficiencia educativa básica, primaria y secundaria, deficiencias que son alarmantes, según se observa en los exámenes de ingreso.
¿Cuál es su principal satisfacción?–Ante todo, lo alcanzado durante los 17 años de existencia de la universidad, como es contar con más de mil 700 licenciados en ciencias religiosas y en otra especialidad elegida por el candidato.
Número que se duplica si consideramos a los egresados tanto de la Escuela Normal Champagnat como del Instituto Superior Pedagógico que precedieron a la creación de la universidad.
¿Cuál es la importancia de la enseñanza de religión?–Lo resumiré con las palabras del nuevo presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, quien, al dirigirse a los profesores, les dijo que no dejen de lado la enseñanza de religión que el secularismo quitó de las escuelas de Francia y que por eso se han perdido tantos valores entre las nuevas generaciones. Una sociedad sin valores y sin moral, no tiene futuro. “No se puede educar –señaló el presidente francés– a los jóvenes basándose exclusivamente en valores materiales, económicos y otros, los cuales no logran dar sentido a la existencia humana. La educación religiosa es una apuesta importante; obliga a salir de sí mismos abriendo el corazón”.
¿Su práctica garantiza una sociedad justa?–La práctica religiosa, sin quitar nada a la preparación científica y profesional que quisiéramos ver cada día más altas en nuestra universidad, da sentido a la vida como proyecto específico querido por Dios para cada ser humano que aparece en este nuestro hermoso pero desafiante mundo del siglo XXI. La educación religiosa, la religión vivida y practicada en forma coherente es y será siempre la base y fundamento de una sociedad mejor.
¿Cómo debe ser un profesor prototipo?–Debe poseer dos grandes cualidades: estar muy preparado científica y profesionalmente, y tener una axiología acorde con la de nuestra institución. Lo demás son cualidades personales, como la especialización en algunas asignaturas, saber exponer, ser justo, pero al mismo tiempo, paternalmente exigente. Y ser cercano a los alumnos, recordando la famosa frase de Champagnat: “Para educar hay que amar”. El profesor debe practicar para ello una “pedagogía de la presencia”, es decir, estar lo más posible cerca de los alumnos, preocuparse por sus intereses dentro y fuera del aula.
¿Cómo mejorar la educación en el país?–Se mejora la educación formando buenos profesores, que es el objetivo principal y la razón de ser de esta universidad. El profesor tiene que ser modelo entre los alumnos y respetado en la sociedad.
Para ello, el maestro debe ser tal que su profesión y conducta le hagan merecedor de respeto y prestigio. Sin decir que los locales universitarios deben adaptarse a las necesidades y exigencias actuales en cuanto a salas, material y medios audiovisuales actualizados, la universidad se esfuerza por hallarse, no entre las más grandes, pero sí entre las más funcionales y equipadas.
La educación religiosa, la religión vivida y practicada con coherencia será siempre la base de una sociedad mejor.
Datos
- La Universidad Marcelino Champagnat se creó hace 17 años por Ley N° 25180.- Su promotora, por Ley de Creación, es la Congregación de Hermanos Maristas del Perú.- Tiene 400 alumnos en la modalidad regular (marzo hasta diciembre) y mil 500 alumnos en la modalidad a distancia.- Los textos se reparten gratuitamente; son alrededor de 80 libros si terminan la carrera.- La universidad cuenta con una residencia con capacidad para 280 alumnos que vienen del interior.

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