lunes, 11 de agosto de 2008

La importancia del viaje del canciller al Golfo Pérsico

Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 09 de agosto 2008

El Látigo del Rufus

La importancia del viaje del canciller al Golfo Pérsico

Por Ricardo Sánchez-Serra*

El ministro de Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde está preparando un peregrinaje por tierras árabes, en especial con los países miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Arabes del Golfo –Pérsico- (CCG) integrado por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Qatar y Bahrein, para atraer inversiones hacia el Perú y promover las relaciones bilaterales.
El viaje del canciller a esa región es clave. El CCG es una alianza económica, militar y estratégica (aliados fieles de Estados Unidos), más poderosa y estable que la Liga Arabe –que es fundamentalmente política- y la Unión Arabe del Magreb (inoperante debido a la invasión de Marruecos al Sahara Occidental).
Su poderío económico es tremendo, impulsado por los extraordinarios precios del petróleo, acrecentando sus multimillonarios fondos de inversión. Su promedio de inversión anual en todo el mundo – siempre en aumento- es de 2 billones de dólares. El Instituto de Finanzas Internacionales informó que para el 2008 se espera que el superávit por cuenta corriente de estos países alcance los 250.000 millones de dólares, que ya supone una cifra récord.
Los países miembros del CCG cuentan con el 45 por ciento de las reservas mundiales de petróleo. Sus recursos energéticos permitieron modernizar su economía y tienen un ingreso per cápita superior al de las grandes potencias mundiales.
Sus economías son de libre mercados. Sus leyes son atractivas para la inversión y permiten repatriar las ganancias libremente, vender sus bienes y no pagar impuestos sobre los ingresos. Además, están en privilegiados lugares en la lista del Banco Mundial en referencia a la facilidad de hacer negocios.
Estas apetitosas petromonarquías están siendo visitadas asiduamente por reyes y gobernantes del mundo. Ya estuvo el Rey Juan Carlos de España – con un séquito de 45 grandes empresarios- buscando grandes acuerdos comerciales para sus corporaciones, el presidente de Estados Unidos. George Bush concretó millonarias ventas de armas, porque la mayoría de estas naciones son limítrofes o cercanas a Irán, que es la principal amenaza para la región.
También estuvo la canciller alemana Angela Merkel –buscando celebrar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea-, el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, grandes delegaciones de empresarios de Brasil y Chile, este último país instaló incluso una oficina de ProChile en una nación que consideran plataforma para el Golfo Pérsico como Dubái. Ya el Mercosur, en el marco de la Cumbre América del Sur-Países Arabes celebrada en Brasil en el 2005, firmó con el CCG un acuerdo marco de cooperación económica, previo a un TLC.
Parada en Marruecos
Se conoce que en el periplo del canciller García Belaunde se contempla una parada en el Reino de Marruecos, posiblemente devolviendo la visita de su colega que visitó Lima cuatro veces entre el 2006 y 2007, cuando el Perú era miembro del Consejo de Seguridad.
Marruecos logró la neutralidad del Perú en el Consejo de Seguridad para que no se le condenara ni se le presionara por su invasión al territorio del Sahara Occidental, en el que pasa por las horcas caudinas a la población saharaui, viola permanentemente los derechos humanos y expolia sus recursos. ¿Y en qué benefició al Perú su abstención?
En nada. El Perú, desde el año 1996, congeló sus relaciones con la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) hablando francamente por presiones marroquíes (amenazaron con disminuir el status diplomático y las relaciones comerciales).
El Perú dejó de lado al Derecho Internacional no condenando a Marruecos, porque el territorio del Sahara Occidental, de acuerdo a la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya está inmerso en el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, señalando expresamente que Marruecos no tiene ningún derecho sobre ese territorio.
Hay muchos países en el mundo que tienen embajadas de Argelia, Marruecos y de la RASD y las relaciones son normales. Más bien, no es una señal objetiva, ni democrática el no tener relaciones con alguna de ellas y todavía decir que deja en manos de las Naciones Unidas la solución saharaui, cuando sabemos que la ONU está atada de manos desde hace más de 30 años por la intransigencia marroquí de otorgar la independencia al Sahara Occidental.
El Perú tiene que mantener una posición principista, apegada al Derecho Internacional, si quiere mantenerse equitativo y volver a postular con éxito al Consejo de Seguridad en el 2015, más aún que logró este status en el 2006-07 gracias al monumental apoyo que recibió de los países africanos y de la Liga Arabe en la cumbre de Brasil, en especial del mandatario argelino Abdelaziz Bouteflika que presidía la Liga Arabe.
De acuerdo al Ministerio de Relaciones Exteriores peruano, el intercambio comercial entre Perú y Marruecos “durante el año 2005 alcanzó los US$3.485.628 millones, con un superávit comercial para el Perú de US$ 828.728. Si observamos las estadísticas para el período 2000-2005, podemos señalar que no se ha logrado dinamizar el comercio entre ambos países, sino que por el contrario, se ha producido una tendencia a la disminución del intercambio, el cual ha pasado de alrededor de US$ 4 millones en el año 2000 a los US$ 3.485.628 arriba mencionados para el año 2005 (Fuente SUNAD, 2005)”.
La conveniencia de visitar Argelia
Es positivo que el canciller peruano viaje a Rabat, el próximo octubre, para intentar dinamizar ese comercio, pero también sería muy conveniente visitar Argelia, el primer socio comercial de Perú en Africa y de los países árabes.
No viajar a Argel podría dar lugar a especulaciones y enojar a un aliado, más aún que a principios del próximo año tienen en agenda visitar el Perú el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Mourad Medelci y el poderoso presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Chakib Khelil, a la sazón ministro argelino de Energía y Minas.
Los altos funcionarios argelinos buscan incrementar significativamente el comercio y las inversiones en el Perú. Actualmente, el intercambio comercial con Argelia es de 60 millones de dólares, muy favorable al Perú, que sólo le compra 45 mil dólares de mercurio.
La empresa estatal argelina Sonatrach ya tiene invertidos 300 millones de dólares en el proyecto Camisea y si se concreta rápidamente el acuerdo de promoción y protección recíproca de inversiones entre ambos países, Sonatrach podría invertir en los próximos dos o tres años entre tres mil y seis mil millones de dólares en proyectos energéticos.
Sonatrach ha invertido 30 mil millones de dólares el año pasado en el mundo, por lo que es sumamente importante no descuidar la relación con Argelia, sino más bien privilegiarla.

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