martes, 26 de octubre de 2010

La cuestión gitana en Francia y la Unión Europea

Publicado en la Revista Justo Medio, de Lima-Perú, octubre de 2010


Por Ricardo Sánchez-Serra

No es muy cristiano que un sacerdote católico, le pida a Dios que le envíe al presidente francés, Nicolás Sarkozy, un infarto cardiaco, por la expulsión de los gitanos, pero en verdad lo merece. Claro que el padre Arthur aclaró que no quería su muerte, sino que Dios le hable a su corazón.

Su actitud inhumana y racista ha escandalizado al mundo, que en pleno siglo XXI, ve horrorizado que la discriminación y la violación de los derechos humanos de las minorías, siguen vigentes, peor aún como políticas de estado, de un país tan desarrollado y “civilizado” como Francia, que a pesar de la condena mundial sigue expulsando a los gitanos, violando asimismo las leyes comunitarias de la Unión Europea (UE) e ignorando el llamado del Papa Benedicto XVI quién evocó la necesidad de "saber acoger a las legítimas diversidades humanas".

Lo grave es que a los gitanos se les está expulsando como etnia, es decir, a toda una minoría y no de manera personalizada por violar alguna ley francesa. Traduciendo: a Sarkozy no le gusta cómo viven, cree que todos realizan actividades ilícitas, por lo que instruyó a todos los funcionarios regionales a que desmantelen los campamentos de romaníes, como también llaman a los gitanos. Además, su popularidad estaba decreciendo muy fuertemente, apelando inmoralmente al nacionalismo francés.

No olvidemos que la soberbia (o la vergüenza) francesa hace también que no le pida disculpas a Argelia por los crímenes de la colonización, a diferencia de Italia que sí lo hizo con Libia. Recuérdese que el ministro del Interior galo, Brice Hortefeux, fue condenado recientemente por injuria racial, tras una broma de mal gusto dirigida a un militante de su partido de origen argelino. Esa necedad o discriminación, igualmente, hace que bloquee en el Consejo de Seguridad de la ONU los llamados del pueblo saharaui para lograr su autodeterminación, cuyo territorio está invadido por Marruecos.

Francia debe seguir el ejemplo de Andalucía, en donde viven en paz y prosperidad más de 280 mil gitanos. "Andalucía es el modelo de convivencia para todos los gitanos del mundo. Una comunidad en la que no se sabe si los andaluces están agitanados o los gitanos andaluzados", dijo Juan de Dios Ramírez, el presidente de la Unión Romaní de España, quien agregó que enjuiciará al mandatario francés ante el Tribunal de Justicia (TJ) de la Unión Europea.

Si bien Francia ganó un round ante la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, que resolvió no abrir un expediente sancionador por discriminación (y que demuestra que las presiones francesas dieron resultado), la batalla es ahora por el que se le castigue por violar las normas comunitarias de libre circulación, salvo que París cambie sus leyes y las haga compatibles con las de la UE, entre ellas por ejemplo la inclusión de derechos procesales para los ciudadanos expulsados y la obligación de las autoridades de no desterrar a las personas en masa, sino tras una investigación individualizada.

Francia tendrá que hilar fino para que no se le condene, ni en la CE ni en el TJ, no sólo por su prestigio, sino que para las víctimas de la expulsión no le soliciten una indemnización por daños y perjuicios.

De otro lado, la UE informó que la minoría gitana es el grupo más vulnerable al racismo y que su marginación se hizo más evidente desde la expansión de la UE al Este. Por su parte, la Comisión Europea denunció que los gitanos en ese continente se encuentran en una persistente discriminación: están expuestos a la pobreza, el desempleo, y los prejuicios. Esta exclusión es mayor en lo que respecta al acceso a la educación, al trabajo y a los servicios sociales.

*Periodista. Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera

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