martes, 14 de febrero de 2017

La odisea del Sodalicio: vida, pasión y resurrección

Publicado en Posición.pe
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La odisea del Sodalicio: 

vida, pasión y resurrección


Ricardo Sánchez Serra

Muchos aún reaccionan -comprensiblemente con el hígado- por las revelaciones de abusos al interior del Sodalicio hechas por su Superior General, Alessandro Moroni.

Y es natural que los abusos sean repudiados y la gente busque el castigo para los culpables. Se critica a la Fiscalía, se reprocha al Vaticano, se pide al Sodalicio que denuncie a Luis Fernando Figari.

Pero nada se soluciona vociferando o con pedidos fuera de la Ley o con declaraciones de advenedizos que salen en coro solo para buscar su gloria –a costa de las víctimas- y peor aún desinformando a la opinión pública.

Y, con estas acciones, ¿a quiénes se daña más? A las víctimas, que son a las que se debe cuidar y proteger. Hemos escuchado su tragedia, sus desgarradores testimonios, que como en el drama de Fuenteovejuna “todo el pueblo, a una” da ganas de linchar a esos violadores. Pero no se puede ni se debe, ya estamos civilizados y que las leyes se encarguen.



Pero “dura lex, sed lex”, la ley es dura, pero es la ley. Fatalmente la ley que se aplica por violación sexual prescribe a los diez años y son hechos que sucedieron entre 1975 y el 2002. Lo que se debe hacer inteligentemente es que el Congreso apruebe una ley que declare imprescriptible ese delito y que el Ministerio de la Mujer proponga esa medida, en lugar que la ministra haga peliculina. ¡Hechos y no blá, blá, blá, señora ministra!

Son abrumadores los testimonios contra los abusadores; y, en el caso de Figari, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica ha actuado indolentemente: que siga siendo miembro del Sodalicio, pero que no viva en sus instituciones, que no hable con los sodálites directamente y que lo mantengan decorosamente. Además le prohíben que venga al Perú, salvo cuestión grave y con permiso escrito del Superior General.

Esas desgraciadas “malas lenguas” ya están diciendo que Roma lo oculta de la justicia. No es verdad. Es obvio que él está a disposición de los tribunales cuando lo pidan. Así que no se mienta en este tema. Se insiste que vaya preso. ¡Ya quisiéramos todos! Pero su delito ha prescrito, pero esos advenedizos y peliculeros mienten con la misma cantaleta. Y continúan haciendo daño de mil formas, es que “los hipócritas se ofenden con la verdad”, como dice J. Scott.

Lo que hubiera hecho El Vaticano a mi modesto parecer, sino podía expulsarlo, era confinarlo en un remoto monasterio en un confín de la tierra, condenarlo a vida austera y penitente; y, obviamente a disposición de la justicia. De esa manera podía, de algún modo, reparar los daños.

También, faltaba más, algunos malos políticos -esos tradicionales inoportunos- quieren ganarse alguito con el drama de las víctimas. Y engañan a la opinión pública con la formación de una comisión investigadora en el Parlamento, como una loba disfrazada de oveja, porque persiguen otros fines.

Ya el señor Moroni, en forma valiente y franca, formó dos comisiones una nacional y una internacional. Los resultados están a la vista: es terrible y doloroso lo que sucedió en su institución y no lo encubre, ni tampoco hay impunidad, como lo expresa. Las víctimas están siendo tratadas psicológicamente e indemnizadas. Pero siempre hay personas menudas de cerebro y corazón que pretenden hacer daño minimizando las acciones del Sodalicio. Esas gentes inescrupulosas –con graves problemas familiares y de drogadicción- no deben traficar más con el dolor de las víctimas.

Ya que El Vaticano, mal que bien, dio su veredicto; igual la justicia y ¿ahora quiere intervenir el Congreso? ¿Con el objeto de destruir al Sodalicio? ¿Con las ganas de hacerle daño y desprestigiar a la Iglesia? Esto último es lo que se persigue. ¡Hipócritas! Parafraseando a Plauto: en una mano llevan el pan y en la otra la piedra.

El odio enfermizo que hay a esa organización se debe que luego de su fundación fue un baluarte contra la marxista Teología de la Liberación, por ello los comunistas –transformados en caviares- no se lo perdonan.

En el Sodalicio hay personas buenas y era necesario que se separe el trigo de la cizaña. Las malas hierbas ya no están. Bajo guía vaticana debe perfeccionarse para continuar con su apostolado y evangelización. Así sea.


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